El martes pasado preparé esta receta como postre de nuestra cena de San Valentín. Hace un rato, cuando estaba poniéndole el borde a la foto en picnik, me di cuenta de que el plato en el que está servida la torta es casi tan romántico como una cena para dos.
A muchos les resultará familiar el motivo "willow pattern" (motivo de sauce, literalmente). Cuando yo era adolescente tuve una malvada profesora de Matemática que frecuentemente venía a clase con un vestido de estampado muy similar, lo cual en aquellos años me puso al borde de la fobia. Sin embargo, ahora que ya soy una adulta integrada a la sociedad he desarrollado un gusto por la belleza simple de este diseño.
Hace poco estuve leyendo sobre porcelana inglesa, y encontré esta excelente página llamada "The Potteries". Allí supe que el "willow pattern" fue creado por Thomas Minton en 1780 y que detrás de ese paisaje azulado se esconde una leyenda de amor. En esta página que les conté está el relato en inglés, con fotos de los distintos elementos del diseño que aparecen en la leyenda. Aquí les cuento la historia, aunque vale la pena visitar la página por las fotos:
Hace poco estuve leyendo sobre porcelana inglesa, y encontré esta excelente página llamada "The Potteries". Allí supe que el "willow pattern" fue creado por Thomas Minton en 1780 y que detrás de ese paisaje azulado se esconde una leyenda de amor. En esta página que les conté está el relato en inglés, con fotos de los distintos elementos del diseño que aparecen en la leyenda. Aquí les cuento la historia, aunque vale la pena visitar la página por las fotos:
Había una vez un Mandarín que empleó un secretario, Chang. Con el tiempo, Chang se enamoró de la hija del Mandarín, llamada Koong-se. El Mandarín, enojado, echó a Chang y construyó un cerco alrededor de los jardines de su casa. Pero Koong-se no podía dejar de pensar en su amado. Si miran bien el plato, van a ver que hay un pequeno río perpendicular al cerco, que llega a las puertas de la casa. Chang usó el río para enviar un mensaje flotante a Koong-se y así alimentar las esperanzas de compartir su amor. Lamentablemente, a Koong-se la esperaba un destino impuesto por su padre: el matrimonio con otro hombre, un duque guerrero. Después del banquete ofrecido al duque en casa del Mandarín con motivo de su compromiso, Chang logró llegar a la habitación de Koong-se disfrazándose con la ropa de un sirviente. Los enamorados decidieron escaparse. Al principio parecía que iban a lograrlo, dado que el Mandarín y el duque habían bebido demasiado. Sin embargo en el último minuto, el Mandarín divisó a su hija y dispuso la persecución de los enamorados más allá del puente, en el jardín.
Koong-se y Chang lograron escapar y tiempo después se instalaron en una isla donde fueron muy felices. Chang se hizo famoso por sus escritos. Un día, el Mandarín los encontró y envió a sus guardas, quienes mataron a la pareja. Y así fue como Koong-se y Chang murieron. Los dioses, conmovidos por su amor, los inmortalizaron convirtiéndolos en dos palomas, eternamente volando juntas en el cielo...
Aquí tienen la foto de un plato contemporáneo "Willow Pattern", de Churchill, en donde se ven Koong-se y Chang ya convertidos en palomas, el duque llegando en una barca, los guardas persiguiendo a los enamorados en el puente, la casa del Mandarín, el cerco de su jardín, el río y el sauce que da nombre al diseño.
Ahora sí, vamos a la receta:
Ingredientes
- 2 huevos grandes o 3 huevos chicos
- 1 taza de azúcar sin refinar
- 200 gramos de almendras molidas
- 1 cucharadita de esencia natural de vainilla (para los que viven en Argentina, aquí va un muy buen dato para conseguirla, del blog Wasabi, de Carolina Aguirre).
- 100 gramos de chocolate amargo (yo usé una mezcla de 50 gramos de chocolate 75 % y 50 gramos de 85 %, porque era lo que tenía en casa, pero va en gusto)
- 1 cucharada generosa de cacao amargo
- 2 cucharadas de azúcar impalpable (azúcar glas)
- Un poquito de manteca (mantequilla para los espanoles) o aceite para engrasar el molde
Preparación
- Comenzar a derretir el chocolate a baño María. Mientras lo hacen, pueden empezar con el siguiente paso, pero estén atentos que no se queme. Cuando esté derretido, dejar enfriar un poco.
- Batir los huevos con el azúcar hasta que estén bien cremosos.
- Agregar la esencia de vainilla.
- Agregar el cacao en polvo y el chocolate derretido. Mezclar bien.
- Incorporar las almendras.
- Engrasar un molde para torta no muy grande para que la torta no quede muy bajita. Yo utilicé un molde en forma de corazón (sí, ya sé, me rompí el bocho... qué originalidad!), cuyas partes más larga y más ancha miden 19 cm cada una.
- Volcar la preparación en el molde engrasado.
- Precalentar el horno a 180°C y hornear la torta durante 35 minutos aproximadamente.
- Cuando esté lista, dejar enfriar y luego desmoldar con cuidado.
- Espolvorearla con azúcar impalpable (opcional).
Nos gustó mucho esta torta. Queda crocante por fuera y húmeda por dentro, ideal! Cuando la probé me hizo acordar a los macarons. Aunque ya miré la receta y son diferentes, tienen algunas cosas en común.
me encanto la historia de la porcelana! yo tengo un par del juego de mis abuelos q me gusta usar para las fotos del blog, es un clasico q siempre queda bien!
ResponderBorrarla torta, de locos, no podia verse mas rica!
Gracias Juliana! La torta quedaríá genial con helado y unos frutos rojos, aprovechá que ahí hace calor! Yo acá me aficioné totalmente a la porcelana. Me encanta descubrir los significados de los disenos... todos tienen su historia! Y como vos contás, las mejores son las piezas que llevan generaciones en la familia porque al origen del diseno se suma la historia personal de cada uno!
ResponderBorrar